La hoguera de la Inquisición acabó con la vida y la memoria de verdaderos hombres de fe.
Unos porque tenían una forma distinta de entender la religión, otros porque cuestionaban el criterio de la autoridad, otros simplemente porque en el uso de su libertad emitían opiniones molestas.
Muchos de ellos, acusados de herejía, acabaron con sus huesos y su prestigio expuestos en la pública picota.
A algunos que hemos tenido la fortuna de compartir recientemente con el maestro alguna sobremesa no nos han sorprendido sus declaraciones de ayer sobre José Tomás.
No puedo estar de acuerdo con todas ellas. No conozco el sistema métrico que permite medir el valor de los toreros y aprecio el toreo de José Tomás como el de tantos otros toreros.
Pero tal vez convenga detenerse por un momento y sin prejuicios en algunas de ellas:
“José Tomás es un torero entregado, pero quiero verle con corridas de toros de verdad”
“¿Por qué no torea cincuenta corridas de toros?"
“El toro debe salir al ruedo como lo parió su madre. Y no olvidemos que el toro también tiene sus derechos: tiene derecho a dar un puntazo, una cornada y tiene derecho a matar”
¿Seremos capaces de acusar de herejía a quien con estas declaraciones nos está recordando del modo más ortodoxo la definición de Figura del Toreo?
“Aquel que toree cincuenta tardes entregado, con toros en puntas, de los más bravos y variados encastes, asumiendo con todas las consecuencias los riesgos de ponerse en el sitio donde los toreros triunfan y los toros hieren”.
¿Acaso no es este el torero que hemos valorado siempre los aficionados? ¿Acaso no fueron así, José, Juan, Manolete, Pepe Luis, Bienvenida, El Viti y tantos otros?
Es posible que para ello tal vez no fuera necesario cuestionar a José Tomás.
O tal vez sí.
En los tiempos actuales a un hombre con 3 tardes y apenas una docena de toros elegidos de las más cómodas ganaderías le sirve para situarse por encima del resto del escalafón.
¿Acaso esto puede ser suficiente? Para mí no.
Para mí lo que señala el maestro es que algo hay en nuestra fiesta que no funciona.
Y ahí está el reto para José Tomás y para los demás toreros:
¡Tápenle la boca al hereje!
Pero tendrá que ser con la muleta, porque con el capote me temo que mucho van a tener que cavilar.
Nota: La foto la tomo prestada del blog http://objetivoeltoro.blogspot.com Creo que la familia Menacho comprenderá que para esta entrada resultaba imprescindible.
