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miércoles, 20 de julio de 2011

Amontonarse

En muchas ocasiones había oído decir al maestro Antoñete que uno de los mayores peligros a los que se expone un torero es el de amontonarse.

Yo, que soy más bien ingenuo, creía que era el peligro venía del toro y que se trataba de una guasa del maestro.

Pero no, desde el domingo pasado puedo dar fe y certificar que una vez más el del mechón tenía razón.

Sin embargo nunca tuve del todo claro el significado exacto de la expresión e incluso llegué a pensar que era una más de esas frases suyas, como la de que “ese toro es malandao” o “se hace el alipendi”. En fin, las cosas del maestro, pensaba yo.

He buscado en varios diccionarios de términos taurinos y no he encontrado la definición. 
Quizá, por tratarse de un peligro, se trate de un concepto cuya revelación exija hacerse de forma secreta en reducidos círculos de toreros y aficionados.

Como este blog reúne esta esencial característica - ser seguido por un muy reducido grupo de aficionados - creo que es el sitio y el momento ideal para haceros partícipes del secreto y, sobre todo, para alertaros del peligro.

Amontonar es poner unas cosas sobre otras sin orden ni concierto.
Amontonar es juntar y mezclar de forma confusa y desordenada.
Amontonar es sobrevenir muchos sucesos en un tiempo muy corto.

Para el aficionado que torea amontonarse es que todo lo anterior te suceda delante del animal bravo, con terribles consecuencias.

Cuando el torero se amontona, de repente junta pases por alto con banderazos y molinetes. Trapazos, enganchones y desarmes.
Y hace acopio de achuchones y volteretas. Acumula huídas, revolcones y caídas.
Siente que el tiempo se acelera y, a la vez, el vértigo de una velocidad incontrolada que le empequeñece.
Y nota junto a un eco lejano de gritos y risotadas, como la barahúnda de los capotes de aquellos que acuden veloces al quite se mezcla con derrotes, mugidos, babas y pisotones.
Su mente no es capaz de asimilar el desorden de tantas cosas y deja de funcionar.
Y lo peor de todo: no sabe porqué.

Si eres aficionado a torear ya lo sabes, cuando te digan cuídate del toro, no hagas caso. Cuídate de amontonarte.

Os dejo la triste figura de uno que se amontonó el domingo pasado.

Posdata:
Hay un pequeño país en Centroamérica en el que dicen que amontonarse es abrazar y besar amorosamente. ¡Qué ironía! A ese sitio le llaman El Salvador.

2 comentarios:

  1. Excelente blog, mi mas sincera enhorabuena.
    No creo dos cosas, la primera que amontonarse sea como perder los papeles, si no mas bien la expresión alude a espesarse, a querer hacerlo todo a sabiendas de que no se esta haciendo nada.
    La otra cosa que no creo, es que el torero de la foto se amontonase ese domingo, esa hechura de torero transmite muchas virtudes y el amontonamiento no lo es.
    Lo dicho, enhorabuena y desde hoy, ya cuentan con un nuevo parroquiano.

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  2. Esclarecedor concepto el de amontonarse. Una definición que sirve para el toreo y para la vida.

    Dicen que las buenas faenas tienen que ser justas y concisas. Así es esta entrada y el resto de artículos de este blog.

    Un cordial saludo

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