La vida es una sucesión de ciclos, etapas que iniciamos
cargados de ilusiones pero también conscientes de que no durarán para siempre.
El taller de tauromaquia para aficionados prácticos que
iniciamos hace ya 8 temporadas ha sido una de las etapas más felices de mi
vida.
Me ha regalado vivencias que no podía ni soñar cuando
iniciamos todos juntos esta aventura.
He podido conoceros a todos vosotros, tan iguales y tan
distintos. Aprendices de toreros que os volvéis locos con esos muletazos
camperos que tanto nos han hecho disfrutar.
Me siento un privilegiado.
He podido sentir con muchos de vosotros la emoción de ese
primer tentadero, la sensación de aquel pase insensato en el que sin dominar
nada conseguisteis por primera vez esquivar la embestida de la becerra, la
adrenalina disparada que provoca el resoplido de un animal bravo que está
decidido a llevarte por delante.
He podido ver la plenitud en vuestras caras cuando, después
de algunos tentaderos, por fin habéis ido descubriendo uno tras otro lo que de
verdad es el toreo. Ese hilo misterioso que surge de las palmas de vuestras
manos y que os permite tirar de la embestida de la becerra, cada vez más
despacio, cada vez más largo, cada vez más cerca del cuerpo.
Vosotros lo sabéis bien. La pasión por torear va más allá de
dar unos pases. Va de sentir el toreo, de superarse cada día y de entregar a
los compañeros lo mejor de cada uno.
Y no es fácil. Ayer desgraciadamente vivimos todos en el
campo momentos de intensidad máxima. Pasar en segundos de la felicidad de ver
torear a los amigos al impacto brutal que causan las noticias que nos muestran
con toda crudeza la cara trágica de la fiesta. Unos momentos de duda, de
desconcierto para darnos cuenta de que sólo cabe apretar los dientes y seguir adelante. Porque la
vida es más grande que todos nosotros y no se detiene en una persona. Porque al
héroe caído le suceden otros que se alimentarán de él para hacerse más grandes.
Porque en definitiva, ninguno de nosotros somos
imprescindibles.
Y como sabéis, más allá de esta cruel coincidencia, para mí
había llegado la hora de apartarme de la dirección del grupo.
Eran el día y el sitio perfectos para hacerme a un lado,
para dejar paso a que otros, cualquiera de vosotros, de el paso al frente y le
dé a este taller ese nuevo impulso que sin duda necesita.
Es bueno que lleguen nuevas miradas, nuevos enfoques y recuperar
la esencia del taller, dejando espacio para que nuevos aficionados tengan la
oportunidad de descubrir el toreo desde esa perspectiva cercana y personal que
tan bien conocéis todos vosotros.
Estoy absolutamente seguro de que el taller de tauromaquia
para aficionados prácticos va a continuar. Y será mejor. Llegará hasta allá
donde vosotros queráis. Llegará hasta donde llegue vuestra voluntad por
transmitir a otros aficionados esta pasión compartida que es la fiesta de
toros.
Yo, como os dije ayer al acabar nuestro tentadero, ni
desaparezco ni me voy a ninguna parte. Nos seguiremos viendo en el campo y en las plazas.
Seguiré toreando de vez en cuando y disfrutaré viendo como el pequeño hueco que
hoy dejo lo ocupará otro aficionado capaz de seguir soñando con muletazos
imposibles.
Mientras tanto, quiero mostraros una vez más mi
agradecimiento a todos, a cuantos habéis hecho posibles estos primeros 8 años
del taller de tauromaquia para aficionados prácticos, ganaderos, toreros,
medios de comunicación, aficionados y sobre todo a mi familia.
A todos gracias de corazón.