Año 2011 - 29 de octubre. Diario de a bordo del taller de tauromaquia. 2ª Sesión

El día ha amanecido sereno, sin viento.

Una mañana típica de estas fechas, con esa neblina que confunde realidad e imaginación. Perfecta para la ensoñación. Perfecta para jugar al toro y, por un rato, creer que eres torero.

Hoy la clase es en el campo y para ello los participantes en el taller nos hemos reunido en la explanada de la Plaza de Toros de Tudela.

Continúa la niebla, y la subida al páramo la hacemos con la esperanza de que arriba en la finca el sol luzca radiante.

Así es. Hemos tenido suerte.

Sonreímos mientras abrimos la cancela de la finca.

Pronto, camino de la placita de tientas, pasamos junto a la piara de vacas que comen el pienso de la mañana acompañadas del semental. Es nuevo. Más motivos para la ilusión.

Veo que la paridera va bien. Entre el grupo asoman algunos recentales que nos desafían levantando la cara:

- Si te acercas te vas a enterar, piensan ellos.

- Algún día nos veremos, imagino yo.

Al llegar al tentadero, César Mata nos está esperando. Avanzo con él hasta el tercio y disfruto cada pisada. Me doy cuenta de que soy un tipo afortunado y que en este sitio he vivido algunos de mis momentos más felices.

Hoy continúa la historia y empezamos la clase.

Aprendemos como parar un toro, terrenos y distancias.

Preocupados por futuros desafíos pedimos consejos al maestro sobre cómo defendernos de la pegajosa embestida de las añojas.

Hablamos de perder pasos, de sacar los brazos, de colocarse, de buscar el pitón contrario, de andar hacia adelante.

Cogemos los trastos, practicamos y cuando nos queremos dar cuenta, se nos ha ido la mañana.

Rematamos con un café, una charla de toros, aquella faena, aquél lance, aquél día…

De nuevo me siento afortunado porque el sábado que viene continuamos.

A las 5 de la tarde en el frontón de La Cistérniga.
Tauromaquias antiguas, tauromaquias eternas con el maestro Santiago Luguillano.

Estáis invitados si queréis acompañarnos.

Nuestro maestro de hoy ha sido Ricardo Maldonado, probablemente el novillero de más clase que ha dado Valladolid en los últimos años.