Así, sin querer, pone en tu camino personas especiales, brillantes.
Una mirada, un gesto, dos palabras y de inmediato te das cuenta de que son distintos, que están hechos de otro material, radiante y magnético. Imposible para los demás.
Luego descubres que son toreros y entonces lo comprendes todo.
La primera vez que lo vi fue en Encina Hermosa con una muleta en la mano saboreando el placer de sentirse torero frente a una vaca de coquilla:
El pantalón color tabaco, la gorrilla campera, la camisa de cuadros. En la etiqueta el número 6. (Tal vez casualidad pero mi número favorito. Buen bajío).
Al punto de los 70, ofrecía a la becerra el cuerpo frágil, la mente fuerte, los pies quietos, la barbilla en el pecho, la sonrisa amplia y el corazón a mil de un niño grande.
Dos pases, tres, ¿cuatro tal vez? ¿Quién necesitaba contarlos?
¿Acaso, ese hombre se cambiaría por alguien en ese momento?
Él no. Yo sí, por él. En aquél momento, desde la tapia, pensé “de mayor seré como ese tipo”.
Al poco estábamos sentados a la mesa y la tertulia –deliciosa – creedme que mereció la pena. Lo recordaré siempre.
Después, en la virtual cercanía de la red, he tenido el privilegio de seguirle en su devenir personal, y compartir aventuras taurinas y comentarios.
Independiente y enérgico en sus intervenciones, he recibido de él críticas y elogios por igual, pero siempre opiniones con criterio.
Extremeño de nacimiento y madrileño de adopción, es generoso y siento como se ilumina su cara al pulsar la tecla "compartir" para regalarnos – orgulloso - las imágenes de sus nietas.
Es aficionado bueno.
Es uno de los nuestros.
Así es José García Soriano.
Hace tiempo que le anuncié que le brindaría un perfil en este blog de aficionados prácticos y hoy me complace especialmente cumplir esa promesa.
MAGNÍFICAMENTE MERECIDO TODO LO QUE TU PLUMA HA SEMBRADO EN TU BLOG UNA BRAZO PARA AMBOS.
ResponderEliminargracias por tus palabras, le definen perfectamente, fue un hombre bueno, lleno de vida y enormemente generoso
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