He conocido a algunos aficionados buenos que utilizaban con frecuencia la expresión “hoy no ha pasado nada” para resumir una tarde de toros vacía, sin emoción, en la que ni toros ni toreros habían conseguido transmitirles emociones dignas de guardarse en la memoria.
Ayer toreamos reses de Coquilla en Encina Hermosa y, la verdad es que pasaron muchas cosas.
Y eso que el examen fue exigente.
Bien puede Don Mariano Cifuentes, el ganadero, estar satisfecho. Por presentación y por comportamiento de los animales. Todas las reses –bien elegidas para las diferentes rondas- hicieron honor a su encaste. Y embistieron con bravura. Y tuvieron fuerza. Y mantuvieron nuestra atención mientras aguardábamos turno para torear y… ¡no perdonaron un fallo a cuantos nos pusimos delante!.
Pero honestamente debo reconocer que esta es la base de la tauromaquia. Y debería ser su única ley: el toro bravo y el torero capaz. Y quien no lo sea, pues a la tapia y en paz.
Ahora bien, honor y gloria para los que consigan dominar y conducir esas embestidas. No premio de segunda categoría. Triunfo grande y orgullo de torero.
En mi caso – y perdonadme que hable de mí- me siento feliz por haber tenido la oportunidad de haberme puesto –creo que con dignidad- delante de una vaca de Coquilla y conocer en primera persona la exigencia de este encaste.
Y creo que así debemos sentirnos en mayor o menor medida cuantos participamos en la jornada de ayer.
Pero decía al principio que pasaron cosas:
Pasó que ayer los regatos de Encina Hermosa añadieron a su caudal de agua un torrente de ilusiones, de pasión transparente de torerillos sudorosos que hoy son todos ellos, no me cabe la menor duda, mejores aficionados.
Pasó que ayer algunos profesionales del toro destinaron un día de su vida a cultivar el vivero de la afición y, a cambio de su amabilidad, cariño, consejos y su calidad torera (cómo estuvo el maestro Iván Vicente) cosecharon un nuevo grupo de partidarios que se alegrarán cada vez que su nombre figure anunciado en los carteles.
Pasó que ayer recibimos una lección de valor y amor propio de un hombre que nos mostró, como pocas veces lo he visto, que para triunfar hay que apostarlo todo. Y asustar, si es preciso al público y al mismo toro. Juan Hidalgo, torero macho.
Pasó que ayer recibimos una lección –quizás la más amarga- de cómo un torero ha de tener la hombría y la sensatez de dejarlo cuando no lo ve claro. Y a la vez mostrar su voluntad firme de seguir preparándose y aprender. No tengas duda Charly que tu enorme afición hará que llegue el momento en el que puedas repetir esos dos o tres muletazos con los que sueñas.
Pasó que ayer vimos como un trozo de papel doblado dentro de un sombrero, aunando suerte y justicia, es capaz de borrar en un segundo la imagen de la frustración y dibujar en la cara de un hombre una sonrisa de felicidad plena. Lo imprevisto, lo que ya no se espera puede ocurrir. Pero ha de cogerte preparado y dispuesto. Y tu Juan Carlos lo estabas.
Pasó que ayer vimos como en el toreo nada es seguro ni nada está escrito. Los pronósticos no sirven y vemos como el castillo de naipes que se eleva con la suerte, los turnos, los lotes, se derrumba con estrépito quizás por pequeños detalles que escapan a nuestro control.
Pasó que ayer vimos como la suma de afición, modestia y discreción fuera del ruedo más la torería, la calidad y el valor ante las reses permitieron a Juan Mateos proclamarse triunfador de este encuentro de aficionados. Y supo agrandar su triunfo con la virtud de la generosidad.
Y pasó ayer que un pedazo de aficionado, torero y amigo vio hacerse realidad el sueño de lidiar y matar su primer novillo. Y yo que lo vi no sabéis cuanto me alegro. Pero esto merecerá un capítulo aparte.
Mientras tanto mi recuerdo para quienes por una cosa u otra no pudísteis asistir y mi enhorabuena y admiración para todos cuantos participasteis ayer en esta jornada en la que verdaderamente pasaron muchas cosas.
Felipe, confirmo contigo que en Encina Hermosa el sábado pasaron Cosas y cosas buenas sin un mal modo ni una mala cara,hubo alegría al saludarnos al llegar los que ya nos cocíamos pero también la hubo con los que llegaron por primera vez, fue un magnifico día en la Ganadería de Mariano Cifuentes por su amabilidad ya comprobada de otras ocasiones.
ResponderEliminarAlguna gente piesan que los toreros están locos, si piensan lo mismo de los aficionados prácticos "bendita locura".
Gracias por tu comentario, y gracias a todos por que este nueve de Abri hubo momentos que no los cambio por n´a.
Un a brazo.
Tu si que eres grande Juanito.
ResponderEliminarTodo acabó bien como en las películas buenas, pero nos hiciste pasar mucho miedo, sobre todo por la mañana.
Prométenos que en el futuro vas a cuidarte... de tí mismo, que el peligro lo llevas dentro.
Un saludo torero.
Amigo Felipe ademas de torear muy bien escribes muy claro todo lo que paso en este encuentro fue un placer la sobremesa que se repitan dias asi un abrazo
ResponderEliminarGracias Jose. Puedes estar seguro de que haremos lo necesario para que se repitan ocasiones como esta. Un abrazo.
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