Y no es una más de las muchas ganaderías que estamos viendo desfilar al matadero.
Es el fin de una ganadería personal. Un encaste que desaparece.
Los toreros no lo quieren y los empresarios lo han escondido al público que ya no lo conoce.
Cuando he leido la noticia he pensado en Chispero.
¡Qué ilusión nos hizo su pinta singular!
Algunos pensamos que este salto atrás en la genética ayudaría a sacudir la memoria de públicos y taurinos.
Volvería a apreciarse la casta y volveríamos a ver a toreros asumir el reto de ser figuras enfrentándose a la exigencia del toro.
Quién iba a pensar que Chispero ostentaría el triste honor de ser el último coquilla.
Desde un blog de aficionados prácticos no puede faltar un homenaje y un agradecimiento a D. Mariano Cifuentes por su constante atención a nuestras locas ilusiones, por habernos abierto las puertas de su casa cada vez que lo hemos solicitado y, sobre todo, por habernos regalado la felicidad de haber vivido en su casa momentos inolvidables.
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