Los sueños se pueden soñar. Quienes sois aficionados lo sabéis.
Un día soñé que toreaba para mí. Por nada. Porque sí. Por el puro placer de sentirme vivo.
¡Qué placer sentirse vivo!
Y las cosas salían, y por un momento creí… ¡no se lo que creí!
Sólo quería deciros que el sábado pasado soñé un sueño.
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