Dicen que suele ir acompañada por una convincente sensación de familiaridad y también por una sensación de «sobrecogimiento», «extrañeza» o «rareza». La experiencia «previa» es con frecuencia atribuida a un sueño, aunque en algunos casos se da una firme sensación de que la experiencia «ocurrió auténticamente» en el pasado.(1)
Es una sensación grata la de revivir la historia con tal intensidad que te da la impresión de haber estado en los dos sitios.
Pero es una sensación que no puede provocarse por más que algunos el domingo pasado en Las Ventas, al ver que volvía a encerrarse en los chiqueros de la Monumental un nuevo Baratero, quisieron creer que la historia ciertamente podría repetirse.
Fue en vano. El Baratero de hoy no hizo honor a la memoria de su pariente.
Sin embargo la magia del toreo todo lo puede y, cuando la tarde ya parecía irse sin remedio, un torerazo con todas las letras se empeñó en destrozar todas las ciencias de la psicología y, no se si queriendo o sin querer, nos sumergió de nuevo en la historia del toreo.
No se vosotros pero yo en aquél momento sentí revivir no la forzada historia matinal que anhelaba un nuevo Baratero, sino la verdadera leyenda de su matador y con ello la vuelta de los toreros grandes.
Pero eso Antonio, al verte sentado en el estribo, exhausto y vencedor frente a ese toro que se resiste mirándote entregado con el estoque hasta la bola sentí el chispazo emocionante de los momentos que quedarán para siempre.
Sobrecogido y desconcertado pensé: esto tiene que ser bueno, es verdadero.
Sentí como si ya lo hubiera vivido antes. Y creo que no me equivocaba.
Y todavía hubo alguno que protestó. Un déjà vu menor.
(1) De la definición de wikipedia
¡¡Genial Felipe tu pluma y ese TORERAZO!!
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