Y por lo tanto he de confesar que escribo más por intuición que por formación.
Es esta pues una entrada que vomita algunas reflexiones al límite de la temeridad, arriesgando la voltereta que gustosamente recibiré a través de vuestros matices y comentarios.
El compás es algo que he creído percibir en algunos momentos de algunos toreros al encontrarse con un toro concreto y que no se definir.
El compás es algo que he creído sentir en algunos momentos toreando. Ha durado un instante, una tanda aislada en la que he notado que ahí había algo diferente entre el animal y yo, algo donde buscar, algo que no he sido capaz de repetir.
El toreo al compás tendría que ver por lo tanto con el ritmo de un toreo que aúne las condiciones del toro (de ciertos toros) y la actitud del torero (de ciertos toreros) al servicio de la expresión de la obra, en los campos plástico, espacial y temporal.
No todos los toros permitirían el toreo al compás.
No todos los toreros tendrían las condiciones para torear al compás.
En el campo plástico, el compás necesitaría de la expresión corporal, de la armonía de toro y torero, de la naturalidad entregada del artista.
No cabría hablar de compás si el cuerpo del torero no provoca y acompaña en cada lance el movimiento del toro, desde el cite hasta que se coloca para un nuevo pase ligado.
Por eso el toreo al compás necesitaría del toro bien hecho y el torero que se entrega.
Pero esto no es bastante. Esto habría de desarrollarse en un espacio controlado por el artista. Un espacio que no dibujaría el toro. No cabría hablar de compás si no hay reunión.
No cabría hablar de compás si la faena va y viene entre líneas. El compás exigiría geometría circular. Que el toro se enrosque entorno al torero.
Por eso el toreo al compás necesitaría del toro bravo que persiga la muleta.
Y esto habría de suceder en un tiempo que dure lo suficiente, que permitiera al espectador percibirlo.
No cabría por tanto hablar de un lance al compás. Debería haber un ritmo que se repita y una velocidad uniforme por lo tanto el compás necesitaría el toro que repite y el torero que lo ligue.
Y ha de ser necesariamente un ritmo entre dos. Por eso el compás necesita del poder y el dominio. No habría compás sin dominio de la embestida.
Pero ¿quién marca el compás? ¿Es el torero quien lo marca y el toro el que lo sigue? o ¿es el toro quien pone la velocidad y el torero acompaña con un ritmo?
Yo que sé qué lo que es torear al compás.
Echadme una mano.
ResponderEliminar"Se torea a compás, como se baila y se canta, a compás, pero también como se vive, o ha de vivirse, a compás".
Rafael de Paula
Citation trouvée par hasard : elle va bien avec le sujet, non?
Hola Jack. La cita le va perfecta al personaje.
EliminarPaula tiene un magnetismo especial: Una noche estábamos en la Plaza de Toros de Sanlúcar. Una corrida nocturna con Morante en el cartel. Paula entonces era su apoderado y momentos antes del paseíllo Paula recorrió con su barba y su sombrero el tramo de callejón que iba desde la puerta de cuadrillas hasta el burladero de apoderado. Andaba a compás, y los tendidos se volvían sólo para verle a él. Era la imagen de la torería, orgulloso, sin un movimiento de más ni de menos. Después de esto a algunos nos pareció que el precio de la entrada ya había valido la pena. (Casi 3 horas después Morante le cortó el rabo a un sobrero de Cuvillo que regaló)
Al final los toreros se marcharon mientras el público los despidió con palmas a compás.