En el toreo pocas cosas ocurren porque sí. Todo tiene un porqué, una intención que carga de sentido las cosas que se hacen.
Cuando programamos esta edición –la séptima ya- de nuestro taller de tauromaquia para aficionados prácticos quisimos tener un encuentro con la historia del toreo.
Acercarnos al manantial y beber de la fuente de la torería.
Porque a torear tal vez se pueda aprender, pero la torería es un don, un privilegio que sólo algunos pocos elegidos atesoran.
Se habla mucho de la técnica, de cómo resolver los problemas que plantean los animales, de la “pata-alante”, de los cánones del toreo y sin embargo pienso que lo que de verdad distingue a los toreros es la torería.
Y si de torería hablamos, encontramos en la historia del toreo (y que me perdonen el exceso) un raceador excepcional:
Manuel Mejías Rapela, el Papa Negro.
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Manuel Mejías Rapela. El Papa Negro. |
Engendró una larguísima reata de toreros de la que queda un último eslabón Miguel Bienvenida. Tuvo a bien aceptar nuestra invitación y quiso hacernos el honor de compartir no un día sino dos con nuestro grupo de aficionados.
Y si tuviera que describíroslo en tres palabras no tengo duda:
castizo, torero y maestro.
Se implicó en el tentadero desde el primer momento y repartió lecciones y consejos con el ejemplo.
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Miguel Bienvenida: castizo, torero y maestro |
Sentí una emoción especial al verle torear. Sentí el vértigo de la historia que por un día salía de los libros para demostrarnos que todo lo que había leído era verdad. Que existe, que no es inventado, que hay una forma especial de ir al toro, que delante de él hay que torear con alegría, que al acabar cada tanda hay que salir de la cara con gracia, orgulloso, desafiante y pícaro. Sentí que un Bienvenida nos dio en privado, en el campo, sólo para nosotros, una lección completa de lo que es la torería.
De modo que con él como torero invitado, celebramos nuestro tercer tentadero de la temporada en la Quinta de Tierz, la finca de nuestro amigo César Mata quien una vez más nos abrió las puertas de su casa en una jornada extraordinaria.
En esta temporada, la historia de nuestro taller también pasó por las Plazas de Toros de Valladolid y Olmedo.
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Sitios que invitan a torear |
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Sitios, donde amparados por la historia de sus murallas |
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comprobamos que a los niños les sigue gustando jugar al toro tanto como a nosotros. |
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Un sitio donde de repente, sin buscarlo, se hizo presente ante nosotros el verdadero hilo de la historia. |
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